Tras una década de crecimiento en pantallas táctiles y botones digitales, en 2025 algunas marcas están apostando por un enfoque radical: automóviles sin pantallas físicas, reemplazadas por interfaces proyectadas, controles por voz y realidad aumentada (AR). Esta tendencia, impulsada por un retorno al minimalismo y la ergonomía intuitiva, redefine la interacción entre conductor y vehículo.

Marcas como Volvo y Polestar han presentado modelos conceptuales y de producción donde el salpicadero está completamente limpio. La información de navegación, velocidad o estado del vehículo se proyecta directamente sobre el parabrisas mediante sistemas de realidad aumentada de alta resolución, reduciendo la necesidad de desviar la vista de la carretera. Este tipo de Head-Up Display (HUD) ahora ofrece información contextual dinámica: muestra datos solo cuando se necesitan, como señales de tráfico en entornos urbanos o instrucciones de navegación al aproximarse a una intersección.

Los comandos por voz y gestos han sustituido a los botones físicos. Gracias a los avances en reconocimiento de lenguaje natural, los conductores pueden controlar el clima, reproducir música o realizar llamadas sin apartar las manos del volante. Los sistemas son cada vez más capaces de entender múltiples idiomas, acentos y hasta el tono emocional del usuario, ajustando su respuesta de forma natural.

El beneficio de esta tendencia es doble: reduce la distracción al conducir y mejora la estética interior, con diseños que evocan espacios minimalistas similares a un salón o una oficina moderna. Además, el ahorro energético y de componentes electrónicos también contribuye a la sostenibilidad.

En 2025, menos es más: el automóvil se convierte en un entorno limpio, centrado en el usuario, donde la tecnología está presente pero invisible, solo cuando se necesita. Es el retorno al lujo discreto y funcional.